miércoles, 12 de agosto de 2020

¡¡¡ABBA PADRE!!!

Mateo 6: 9 Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre “.

Jesucristo nos mostró a Dios como Él le conocía, como Padre Celestial, con esto se dio apertura a un lazo filial entre Dios y nosotros, se entablo una relación de amor por medio de nuestro Señor Jesús: Jehová como nuestro Padre y nosotros como sus hijos.

Yo me críe y formé sin padre, las únicas semejanzas que tuve a un padre, fueron mi abuelo y tíos, los cuales hicieron su mejor esfuerzo, pero no es lo mismo. Con 13 años, le pedí a mi padre terrenal que no volviera nunca más a la casa al considerar que no debía visitarnos más, ya que su rol de padre no lo cumplía como debía, pero veintisiete años después Dios me llevo a Estados Unidos para que le perdonara y reanudara la relación con mi padre terrenal, sanando así en mi corazón toda raíz de amargura porque Mi Padre Celestial quiere que yo sea plena en Él. El Salmo 27: 10, dice:  Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.

Cuando llegue a los pies de Cristo y conocí que Dios es mi ABBA, no podía comprender muy bien este tipo de relación por no haberla tenido de niña, pero eso no fue impedimento para que Dios me mostrara Su paternidad, ya que uso mi maternidad para mostrarme a través de mis hijos, el amor y cuidado que Él tenía de mí. Por lo cual debemos siempre recordar lo que dice Romano 8 :15, ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!

En mateo 7:11 y Lucas 11:13, hay un versículo hermoso que dice: Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!  Entonces comprendí que, aunque no tuve un padre en la tierra, siempre tuve y tendré a mi ABBA en el cielo. Dios es un Padre bueno, santo, fiel, confiable, que nunca abandona a Sus hijos. 


¡¡¡JEHOVÁ ES EL MÁS EXCELENTE PADRE!!!

 

 Bendiciones.

Ana Yajaira Pérez

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