jueves, 17 de diciembre de 2020

DISCIPULOS DE CRISTO

Mateo 16:24 NVI, Luego dijo Jesús a sus discípulos: — Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.

Un discípulo es:

A.    Persona que recibe enseñanzas de un maestro o que sigue estudios en una escuela.

 

B.    Persona que sigue y defiende las ideas, doctrinas y métodos de un maestro.

 

Jesús, nuestro Señor y Salvador, Maestro de maestros, escogió 12 personas a quienes enseñarles todo sobre el reino de los cielos. Estos hombres elegidos no fueron los más culto, ni los mejores entre los mejores de su tiempo, sino que fueron hombres simples del pueblo a los cuales les entrego el más grande conocimiento que alguien puede alcanzar, el amor de Dios. Cristo expresa en el versículo bíblico, tres condiciones imprescindibles para que nosotros seamos Sus discípulos:

 1.- Negarse a sí mismo.

 2. Tomar tu cruz. y

 3. Seguirle.

La primera condición pone de manifiesto el yo, quien soy, mis necesidades, interés, deseos, anhelos y las características que me definen. El negarme a mí mismo, es dejar de lado el egoísmo, el orgullo y toda creencia que hay en mí vida, todo por amor a aquel que me amo primero y en abundancia, dando su vida por nosotros en la cruz del calvario para darnos la salvación de nuestras almas, como dice Juan 15: 13 NVI, Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. Debemos de comprender en nuestros corazones lo apreciado que debe ser para nuestras vidas el sacrificio de Cristo que nos permitió acercarnos a Dios para tener una relación de Padre e hijos.

En la segunda condición, nos encontramos con la cruz, en Mateo 10: 38 NVI, nos dice:  y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. ¿Por qué tiene tanto significado la cruz en nuestras vidas? La cruz representa aquellos sacrificios que hacemos por otros para bendecirles. La cruz es el amor y la victoria de Cristo en cada uno de nosotros. Es el medio por el cual morimos a nosotros mismo y nacemos en Jesús. Debemos tener siempre presente que a través de la cruz Cristo cumplió su propósito para la humanidad que fue la salvación y redención.

La tercera y última condición es seguir a Jesús, en Juan 12: 26 NVI, se nos dice: Quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará. Muchos podrán decir que seguir a Jesús es la más fácil de las tres condiciones, pero en realidad no es así, para lograr esto nosotros debemos ser obedientes, fieles y sobre todo amar al prójimo. Cuando te conviertes en seguidor de Cristo debes continuar Su ejemplo y ser Su representante, toda una gran responsabilidad con el Señor, para que todos aquellos que te conozcan puedan percibir a Jesús en ti. Como dice en 1 de Pedro 3: 15 NVI, Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.

El ser discípulo de Jesús no es sólo decirlo o declararlo, es más bien vivirlo, pues como dice Gálatas 2: 20 NVI, ya no vivimos nosotros, sino Cristo. Como discípulos debemos de llevar las buenas nuevas a aquellos que la necesitan, así como amar a aquellos que nos maldicen y nos persiguen, sobre todo para poder alcanzarlo necesitamos cada día la unción, dirección y guía del Espíritu Santo que nos permitirá desarrollarnos como discípulos y siervos de Jesús.

Bendiciones para todos y todas en el nombre poderoso de Jesús, Amén.

 

 Ana Yajaira Pérez.

martes, 24 de noviembre de 2020

LA OBEDIENCIA ES BENDICIÓN

Josué 1:8 NTV. Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas.

¿Qué es la Obediencia?  es la acción de acatar la voluntad de la persona que manda, de lo que establece una norma o de lo que ordena la ley. ¿Por qué es tan importante obedecer a Dios? Cuando tú y yo obedecemos estamos aceptando Su voluntad porque le creemos y confiamos en Él.  Un ejemplo de obediencia que la biblia nos presenta es Josué, el líder escogido por Dios después de la muerte de Moisés para guiar al pueblo de Israel a la conquista de la tierra prometida, en el versículo que acabamos de leer, Jehová le hizo está recomendación a este líder para que él pudiera alcanzar los propósitos que Dios había determinado para el pueblo escogido.

Podemos leer también en la biblia que, en la vida de este hombre, nunca le falto el apoyo de Dios en todo cuanto hizo, logro toda clase de victorias y como dice la palabra todo los que sus pies pisaron Dios se lo entrego. Incluso es la única persona de la que hay testimonio de que ordeno al sol y la luna detenerse y estos obedecieron, pero cuál es la clave para que un hombre haya logrado todo esto, simplemente que obedeció a Dios en todo y así como el Señor le decía, Josué obraba.

Existen muchos ejemplos de desobediencia que la biblia nos presenta y quizás el más conocido es de Adán y Eva, el pecado de ellos no fue el haberse comido la fruta, sino el haber desobedecido la palabra que Dios le había dado de no hacerlo y por la desobediencia del hombre se ocasionó el pecado y con este la muerte. Otro ejemplo de desobediencia que la palabra de Dios nos muestra es la que hizo Saúl, en 1 Samuel 15: 22-23, podemos leer en la palabra que el profeta le da a este rey de parte de Dios, ¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del Señor? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los carneros. Porque la rebelión es como pecado de adivinación, y la desobediencia, como iniquidad e idolatría. Por cuanto has desechado la palabra del Señor, Él también te ha desechado para que no seas rey.

Esta reflexión surgió por una situación ocurrida con mi hijo adolescente Emanuel, quien fue invitado a celebrar un cumpleaños de un amigo a un restaurante en medio de la pandemia del COVID-19, yo le explique mis razones del porque no asistir a dicha actividad, él me escucho, acepto mi opinión, no sin antes hacerme de conocimiento su disgusto, pero me obedeció, esto provocó gran alegría en mi corazón y entendí que así se siente Dios, cuando tú y yo le obedecemos, le hacemos muy feliz porque demostramos confiar en Su palabra.

Hermanos debemos de ser conscientes de lo importante que es la obediencia en nuestra relación de hijos e hijas de Dios y como esta agrada a nuestro Padre Celestial. La obediencia ya sea a nuestro Dios, padres como lo establece el mandamiento 4, a nuestros pastores, líderes de la iglesia o autoridades que están en posiciones de supremacía, conllevan para nosotros bendiciones innumerables, porque Dios se complace de Sus hijos e hijas obedientes. En Juan 6:38 NVI, podemos leer como Jesús explica su  propósito en la tierra, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envióCristo es nuestro mayor ejemplo de obediencia, ya que fue a la cruz del calvario por nuestros pecados y tuvo que dar su vida por nosotros, más esto le lleno de gloria porque el Padre Celestial le exaltó a lo sumo y es su nombre sobre todo nombre. 

Seamos obedientes, aunque en nuestro corazón no lo entendamos, aunque nos cause rabia o dolor, pero recordemos que no deben importar nuestros deseos, sino alegrar el corazón de nuestro Padre Celestial. Recuerden que al ser obedientes somos bendecidos, como está escrito en Lucas 11:28, Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.  

Nuestro primer paso de obediencia a Dios es aceptar a Su hijo JESUCRISTO, como nuestro Señor y Salvador para empezar a caminar de acuerdo a Sus mandatos. Si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón y vida, haz esta oración conmigo: Señor Jesús te invito a mi vida, toma el trono de mi corazón como mi Señor y Salvador, límpiame con tu sangre preciosa, escribe mi nombre en el libro de la vida con tintas de oro para que no sea borrado nunca jamás y guíame Señor a hacer obediente al Padre como  tú lo eres , te lo pido en tu santo nombre Jesús, amén y amén.

 

Bendiciones

 

Ana Yajaira Pérez.

 

martes, 20 de octubre de 2020

DESCANSA EN DIOS

 Lucas 18:7 NVI ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?

Estas preguntas me llevan a la reflexión acerca de la confianza que tengo depositada en mi corazón en Dios y si en verdad descanso en Él, si mi paciencia se fortalece en la espera del cumplimiento de Su tiempo y lo más importante si mi fe, se afirma en Su fidelidad y Sus promesas. Jesucristo hace un cuestionamiento muy fuerte a mi fe y a cada uno de nosotros, pues el Señor conoce que solemos desmayar en confiar y sobre todo en esperar el tiempo determinado por Dios para obrar a nuestro favor. En este punto, lo contradictorio es responder a las preguntas de Cristo con otra pregunta ¿Aquello por lo que estoy orando está dentro de la voluntad y los propósitos de Dios para mi vida?

Tenemos en la biblia un ejemplo de lo que es esperar y confiar en Dios, cuando Daniel duro 21 días de ayuno y oración en busca de una respuesta de JEHOVÁ, acaso el Señor no le respondió a través del Ángel Gabriel y este no le informo que su oración había llegado a Dios y que su respuesta fue dada desde el primer día, pero que esta tardo en llegar 20 días por el levantamiento y enfrentamiento con el enemigo que tuvo que suscitarse para poder recibir la anhelada respuesta. Aun así, Daniel no desistió, sino que persistió hasta lograr su propósito, la respuesta de Dios. En Habacuc 2:3 NVI, dice:  Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá. 

Somos tan influenciables por las circunstancias, las cuales siempre nos juegan en contra, ya que son un recurso utilizado por el enemigo para poner ante nuestros ojos la mentira y en nuestro corazón la duda, por lo cual debemos siempre de recordar lo escrito en 2 Corintios 4:8-9 NVI. Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. A caso Dios no nos dará respuesta por aquello que le pedimos, esto es algo muy difícil de que no suceda, pero tendremos batalla porque el enemigo tratara a toda costa de que no veamos la verdad, que la fidelidad y el amor de Dios son reales.

Por ejemplo, piensa en esto: si pudiéramos quitar de este año que estamos bajo la Pandemia del Covid-19, ¿Cómo definirías que ha sido este año para ti? ¿Ha sido un año de plenitud en Dios? Yo en mi caso, podría responder que sí, he visto muchas promesas cumplidas, he visto y me he regocijado con las bendiciones recibidas por mis hermanos en Cristo Jesús, he podido descansar y confiar en el Señor y Su palabra. En otros casos, quizás la respuesta no ha sido igual, pero sé que no estamos solos, recuerda lo establecido en Éxodo 14:14 NVI.  Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes.

Pero ¿Qué es descansar en Dios? ¿Qué es estarnos quietos y esperar el cumplimiento de Su palabra y promesas? Una de las definiciones de Descansar es poner una persona toda su confianza en otra. También significa apoyarse o estar asentada una cosa sobre otra. Es decir, apoyarnos en Dios ante las adversidades, situaciones, problemas, es entregarle todo aquello que nos perturba y nos quita la paz, como dice Mateo 11:28 NVI. Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.

Las promesas del cuidado de Dios para nosotros son maravillosas, como la que está establecida en Isaías 43:2 NVI. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Y esta promesa es reafirmada por nuestro Señor Jesús cuando nos prometió, en Mateo 28:20-B NVI. Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Descansa en Jehová que la respuesta a tu oración y promesa está cerca, resiste y persiste, como está establecido en Hebreos 10:23 NVI, mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. 

Bendiciones.

  

Ana Yajaira Pérez

martes, 13 de octubre de 2020

CIEN POR CIEN CORAZÓN

Jeremías 24:7 RVR1960.  Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón

Esta porción de la palabra nos muestra una condición imprescindible para tener una relación con nuestro Dios, poseer un corazón que le agrade. ¿Por qué debemos conocer a Dios por medio de nuestros corazones?  La respuesta la podemos encontrar en 1 de Juan 4:8 RVR1960 que nos dice: El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. Esto nos presenta que la cualidad primordial en Dios es el amor.

Por consiguiente, para conocer a Dios hay que amarle, como está establecido en el llamado más alto en Mateo 22:37 que nos dice: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Debemos recordar hermanos lo que se establece en 1 Samuel 16:7 B, porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. Dios escudriña y conoce nuestros corazones para conocernos y poder entablar la relación que Él ha determinado con nosotros.  

El amor de Jehová, es eterno, maravilloso e incomprensible hacía nosotros, es un amor verdadero, que trasciende más allá de lo imaginable, el cual lo expresa de múltiples formas y la más alta manifestación de su amor se nos presenta en Juan 3:16, que dice:  Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Por Su amor Santo, nos ha dado la oportunidad de la salvación por medio de Cristo Jesús y no sólo eso, sino que nos ha adoptado como sus hijos e hijas.

Solo existe una forma de retribuir tanto amor a nuestro Padre Celestial y es que nuestro corazón se rinda totalmente a Su amor. La palabra de Dios nos indica en el Salmo 51:17 que el sacrificio que es agradable a Dios y que no rechaza es un espíritu quebrantado y un corazón quebrantado y arrepentido.  El arrepentimiento de los pecados cometidos es una declaración de amor a Dios y la entrega del trono de nuestros corazones es una manifestación de compromiso con el amor inagotable de nuestro Dios.

En el Salmo 63:3-4, nos dice: Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán. Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré. La expresión de nuestro amor a Dios es la alabanza y la adoración, por ello debemos procurar ser adoradores en espíritu y en verdad, para declarar que amamos a Dios con todo nuestro ser. El amor de Dios no te fallará, ni te decepcionará nunca, cree en Su amor por que sólo Él puede sanar a los quebrantados de corazón, como dice el Salmo 147:3. Su amor es fiel, bueno, misericordioso, eterno, pleno, lleno de paz y gozo.

 Debemos saber y recordar que la fe no es posible concebirla con el entendimiento y la lógica humana, ya que los milagros son obras maravillosas e inigualables que Dios realiza y que sobrepasan cualquier entendimiento. Se nos orienta en Romanos 10:10, Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo. La fe que alberguemos en nuestro corazón, nos permitirá acercarnos cada vez más a nuestro Dios.

En el corazón se guardan los sentimientos y la palabra de Dios nos exhorta en Proverbios 4:23 Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. En otra versión, señala que determina el rumbo de nuestras vidas, ya que muchas veces las decisiones que solemos tomar, no se conciben con la conciencia, sino por lo que sentimos, entonces debemos albergar el amor a Dios, como base de todo en nuestras vidas.

El rey David, fue un vivo ejemplo de un corazón que agradaba a Dios, pues tuvo una relación extraordinaria de obediencia y rendición a la voluntad de Jehová. La vida del rey David no estuvo exenta de pecados, pero lo que hizo la diferencia fue su arrepentimiento, ya que no se llenó de orgullo, sino que reconoció que le había fallado a Dios y busco Su perdón.

Para concluir, queridos hermanos, quiero que me acompañes a orar: Padre amado que llenas mi vida con tu amor, te doy gracias por sanar mi corazón, por llenarlo de fe en Jesús y brindarme la salvación en Él. Gracias ABBA por hacerme Tu hijo/a y una nueva criatura.  Tu colmas mi vida de plenitud y abundancia en Cristo. Señor bendito y santo úngeme con tu Espíritu Santo y haz que mi corazón sea justo y agradable a Ti, en el nombre poderoso de Jesús, AMÉN.

Bendiciones.

 

Ana Yajaira Pérez.

viernes, 28 de agosto de 2020

PERCEPCIÓN DEL REINO DE LOS CIELOS

Juan 9: 25 B. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.

Esta es la expresión de quien recibió la manifestación del poder y el amor de Dios en su vida. La porción de la palabra que leímos se refiere al milagro que nuestro Señor Jesús obro en un hombre que era ciego de nacimiento, lo cual llamo la atención de los discípulos e hizo que cuestionaran al maestro, de quién había pecado si aquel hombre o sus padres, ya que para ellos su ceguera de nacimiento era un castigo por pecados muy graves cometidos, la respuesta de Cristo fue extraordinaria, como todo lo que él hace, en Juan 9: 3, el respondió que no tenían culpa de pecado ni aquel hombre, ni sus padres, sino que su ceguera era para que las obras de Dios se manifestaran en él. Esto nos muestra que Cristo puede sanarnos y salvarnos de todo pecado por más grande que consideremos que este sea.

Los fariseos y sacerdotes sabían por medio de las escrituras que sólo Dios era capaz de obrar un milagro de tan gran importancia, devolver la vista a una persona ciega de nacimiento, es decir abrir los ojos, puesto que nadie en la antigüedad había hecho tal prodigio. La palabra nos revela en este milagro que Jesús no era otro profeta más, sino el mesías prometido, el hijo de Dios, el santo de Jehová. Incluso el mandato que da a este hombre, luego de hacer lodo y ponerlo en sus ojos es que fuera y se lavara en el estanque de Siloe, que quiere decir el enviado.

Jesucristo procuro en todo su ministerio que nosotros tuviéramos una percepción correcta de lo que es el reino de los cielos, en Mateo 13: 44-45 NVI, nos presenta su reino como un tesoro, como una perla de gran valor que debemos tratar de alcanzar. Cristo nos enseñó y mostró el amor del Padre Celestial, el poder de Dios y el propósito de su venida a la tierra.  Debemos reconocer que todos nosotros fuimos y somos ciegos de nacimiento a causa de las mentiras que el enemigo ha puesto en este mundo que son vendas que ciegan a las personas de los propósitos que Dios tiene para su vida y que quiere manifestar de acuerdo a Su santa voluntad.

-       Percepción: es comprender o conocer algo.

-       Visión: Percepción de las realidades físicas a través de la vista.

Por consiguiente, la percepción del reino de Dios, es conocer y comprender su importancia y valor teniendo nuestra visión en este como dice Romanos 14:17 NVI, porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas, sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. Los discípulos tuvieron de primera mano la manifestación, comprensión y el conocimiento del reino de los cielos en la tierra en Cristo Jesús, en la autoridad que le fue dada para sanar, echar fuera demonios, hacer milagros y traer las buenas nuevas de salvación. De ahí que nosotros lo alcanzamos al tener un encuentro con Jesús al aceptarle como nuestro Señor y Salvador, como dice Mateo 4:17 «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».

Por ejemplo, cuando aprendemos a escribir, se requiere que los niños y niñas coordinen la vista con la mano para lograr este propósito, mientras más sentido se ponen al servicio del aprendizaje más este se logra. En lo espiritual pasa de igual forma, cuando unimos nuestra fe a nuestra percepción del reino de los cielos y declaramos las cosas que no son como si fueran, podremos ver la gloria de Dios manifestada en nuestras vidas y declararemos como dice Job 42:5 RVR1960. De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.

Cuando nuestros ojos son abiertos un aspecto importante que cambia en nosotros es que nuestra vida se fundamenta en la palabra y promesas de Dios, ya que desarrollamos el conocimiento, la comprensión y percepción de que Jehová es Todopoderoso. Por ello cuando recibimos algún ataque, podemos resistir y hacer frente como soldados perseverantes alistados con la armadura brindada por Dios y confiados en Su poder. Como David cuando vio a Goliat, él no vio un gigante, no David vio un filisteo, un enemigo incircunciso, nunca dio a Goliat relevancia por lo que él veía en lo natural, sino que dio importancia a lo que ya había visto de la gloria de Dios. Un caso contrario que podemos encontrar en la palabra es lo que le sucedió al apóstol Pedro, cuando camino sobre las aguas para ir al encuentro de Cristo, al desviar su mirada de Jesús y ponerla en lo que acontecía a su alrededor, empezó a hundirse, pero esto no quiere decir que el apóstol no percibió a Jesús yendo a su rescate.

En 2 de Corintios 4:17, Pablo nos dice: Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; Pablo no ve a la tribulación como algo imposible de solucionar, sino muy por el contrario la percepción que el apóstol tiene es que ese momento dará frutos en nosotros para la gloria de Dios. Cambia tu manera de percibir, de ver las cosas de este mundo. Dios quiere que tu percepción de Él sea la correcta, es decir que le veas como Padre, Amigo, Pastor. Tenemos que compenetrarnos en nuestra relación con nuestro Señor y Salvador, y saber que Jehová es El Roí, el Dios que nos ve. Tengamos siempre presente lo escrito en Hebreos 12:1, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, ya que no es por nuestra vista terrenal, sino por fe que los milagros se manifestaran y lo percibiremos porque nuestros ojos espirituales ya han sido abiertos por el único que podía hacerlo, Jesucristo.

Para finalizar, quiero exhortarte a que, si aún tu vida está en las tinieblas de la ceguera terrenal y no tienes la percepción del reino de Dios, te invito a que hagas conmigo la oración de bienvenida a Cristo en tu vida: Señor Jesús, te reconozco como mi Señor y Salvador, reconozco que soy un pecador y te pido que me limpies con tu preciosa sangre, dame la vista de tu santo reino y permíteme ser parte de él, escribiendo mi nombre en el libro de la vida con tintas de oro para no ser borrado nunca jamás. Ayúdame a vivir percibiendo en fe Tu amor, bondad, fidelidad y misericordia, gracias mi amado rey por brindarme Tu gracia en el regalo de mi salvación, amén.

Dios les bendiga. 

 Ana Yajaira Pérez.