Mateo 16:24 NVI, Luego
dijo Jesús a sus discípulos: — Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que
negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.
Un discípulo es:
A. Persona
que recibe enseñanzas de un maestro o que sigue estudios en una escuela.
B. Persona que sigue y defiende las
ideas, doctrinas y métodos de un maestro.
Jesús, nuestro Señor y Salvador, Maestro de
maestros, escogió 12 personas a quienes enseñarles todo sobre el reino de los
cielos. Estos hombres elegidos no fueron los más culto, ni los mejores entre
los mejores de su tiempo, sino que fueron hombres simples del pueblo a los
cuales les entrego el más grande conocimiento que alguien puede alcanzar, el
amor de Dios. Cristo expresa en el versículo bíblico, tres condiciones
imprescindibles para que nosotros seamos Sus discípulos:
1.- Negarse a sí
mismo.
2. Tomar tu
cruz. y
3. Seguirle.
La primera condición
pone de manifiesto el yo, quien soy, mis necesidades, interés, deseos, anhelos
y las características que me definen. El negarme a mí mismo, es dejar de lado
el egoísmo, el orgullo y toda creencia que hay en mí vida, todo por amor a
aquel que me amo primero y en abundancia, dando su vida por nosotros en la cruz
del calvario para darnos la salvación de nuestras almas, como dice Juan 15: 13 NVI,
Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. Debemos de
comprender en nuestros corazones lo apreciado que debe ser para nuestras vidas
el sacrificio de Cristo que nos permitió acercarnos a Dios para tener una relación
de Padre e hijos.
En la segunda
condición, nos encontramos con la cruz, en Mateo 10: 38 NVI,
nos dice: y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. ¿Por
qué tiene tanto significado la cruz en nuestras vidas? La cruz representa
aquellos sacrificios que hacemos por otros para bendecirles. La cruz es el amor
y la victoria de Cristo en cada uno de nosotros. Es el medio por el cual
morimos a nosotros mismo y nacemos en Jesús. Debemos tener siempre
presente que a través de la cruz Cristo cumplió su propósito para la humanidad
que fue la salvación y redención.
La tercera y última
condición es seguir a Jesús, en Juan 12: 26 NVI, se
nos dice: Quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también
estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará. Muchos podrán decir
que seguir a Jesús es la más fácil de las tres condiciones, pero en realidad no
es así, para lograr esto nosotros debemos ser obedientes, fieles y sobre todo
amar al prójimo. Cuando te conviertes en seguidor de Cristo debes continuar Su
ejemplo y ser Su representante, toda una gran responsabilidad con el Señor,
para que todos aquellos que te conozcan puedan percibir a Jesús en ti. Como
dice en 1 de Pedro 3: 15 NVI, Más
bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para
responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.
El ser discípulo de
Jesús no es sólo decirlo o declararlo, es más bien vivirlo, pues como
dice Gálatas 2: 20 NVI, ya no vivimos nosotros, sino
Cristo. Como discípulos debemos de llevar las buenas nuevas a aquellos que la
necesitan, así como amar a aquellos que nos maldicen y nos persiguen, sobre
todo para poder alcanzarlo necesitamos cada día la unción, dirección y
guía del Espíritu Santo que nos permitirá desarrollarnos como discípulos y
siervos de Jesús.
Bendiciones para todos
y todas en el nombre poderoso de Jesús, Amén.
Ana Yajaira
Pérez.
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