viernes, 19 de diciembre de 2025

La esperanza de DIOS para todos: “JESÚS”

 

Juan 3:16 (RVR 1960)

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”

Considero que no hay otro versículo que pueda llenar nuestros corazones de tanta esperanza como el que acabamos de leer, pues nos da la certeza de que somos amados y que nuestro Dios nos ha dado la victoria en todo en nuestro Señor y Salvador Jesús. 

En estos tiempos muchas personas han perdido la esperanza, esta se les ha quebrantado por enfermedades, problemas familiares, dificultades económicas o decepciones profundas. Sin embargo, la Palabra de Dios en Romanos 15:13 RVR 1960 dice: Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en Él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo. Lo que nos recuerda que la esperanza verdadera no nace de las circunstancias, sino del amor eterno de Dios.

La esperanza refleja las necesidades más profundas del corazón humano. En medio de las dificultades, del dolor y de la incertidumbre, el ser humano se aferra a aquello que le da sentido para seguir adelante. No es casualidad que un refrán popular diga: “La esperanza es lo último que se pierde”. Podríamos reflexionar y preguntarnos: ¿Qué es realmente la esperanza y en qué se fundamenta?

 El diccionario define la esperanza como:

 -       Una expectativa segura y confiada. (Certeza)

-       Estado de ánimo que surge cuando se percibe como alcanzable aquello que se desea. (Convicción)

Esta definición nos recuerda lo que dice la palabra en Hebreos 11:1 RVR1960 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Como hijos de Dios, nuestra esperanza tiene un fundamento firme y eterno, la palabra de Dios. No se trata de un simple deseo, sino de una certeza que descansa en el carácter fiel de Dios. El salmista en el Salmo 119:114 RVR1960, expreso: Tú eres mi escondite y mi escudo; en tu palabra he puesto mi esperanza.

Es necesario preguntarnos: ¿En quién afirmas tu esperanza? Pues nuestra esperanza no depende de las circunstancias, sino de Aquel que prometió y cumple. Dios no falla. Él sostiene cada una de sus promesas en Su tiempo perfecto. En Hebreos 10:23 (NTV), nos dice: Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa.

El ser humano suele poner su esperanza en muchas cosas: en el dinero, en la salud, en las personas o en logros. Pero fuera de Dios, todas esas esperanzas son limitadas. Mucho más frente a la realidad de la muerte, ¿Qué esperanza podemos tener? La Palabra de Dios nos da una respuesta clara y poderosa en Romanos 6:23 (RVR 1960): “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Nuestra verdadera esperanza tiene nombre: Jesucristo. En Él tenemos:

Justificación y perdón: Nuestra deuda por el pecado es cancelada, y Dios ve la justicia de Cristo en lugar de nuestras imperfecciones (2 Corintios 5:21).

Plenitud de Dios: En Él habita toda la plenitud, y al estar unidos a Él, estamos llenos de esa plenitud (Colosenses 2:9-10).

Vida eterna y nueva vida: Tenemos vida eterna y somos nuevas criaturas, con una nueva naturaleza y un nuevo propósito (1 Juan 5:11-12, 2 Corintios 5:17).

El Espíritu Santo: Recibimos el Espíritu de Dios que nos guía, nos capacita y nos da poder, amor y dominio propio (1 Corintios 6:19, 2 Timoteo 1:7).

Libertad: Somos liberados del pecado, del temor y de la condenación, obteniendo libertad verdadera (Juan 8:36, Romanos 8:2, Gálatas 5:1).

Autoridad y poder: Tenemos autoridad para sometimiento de poderes espirituales y la fuerza para enfrentar los desafíos de la vida (Lucas 10:19, Filipenses 4:13).

Riquezas y herencia: Tenemos acceso a las riquezas espirituales y una herencia gloriosa el reino de Dios (Efesios 1:3, Apocalipsis 21:4, Filipenses 4:19).

Acceso a Dios: Tenemos derecho a acercarnos a Dios para hallar misericordia y gracia en momentos de necesidad (Hebreos 4:16).

Identidad: Dios nos da una nueva identidad, somos hechos hijos y todos los recursos necesarios para vivir una vida plena y gloriosa, reconciliados con Él. (Juan 1:12)

En definitiva, afirmemos con plena confianza que nuestra esperanza está firmemente anclada en Cristo, y que descansamos plenamente en las promesas de Dios que nunca falla. Si hoy hay alguien que ha perdido la esperanza, si sientes que ya no puede más, permíteme decirte con certeza: en Cristo hay Libertad, Salvación, Vida plena y Esperanza eterna.

  

Dios les bendiga en abundancia.

 

 Ana Yajaira Pérez

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