Genesis 21: 8-21 / 21: 18-19 RVR 1960
Levántate, alza al muchacho, y sostenlo
con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios le abrió
los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de
beber al muchacho.
1 Reyes 17:8-16 /14 RVR 1960
Porque Jehová Dios de Israel ha dicho
así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá,
hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.
Todas las historias suelen tener un
inicio, un desarrollo y un final, muchas veces los finales pueden ser felices y
otros tristes o realistas como muchos suelen llamarlos, pero siempre preferimos
los llamados Happy Ending. En la vida, muy por el contrario, la trama se
desarrolla de acuerdo con las decisiones que tomamos y las consecuencias que
estas nos conducen, las cuales nos llenan de amargura, tristeza, angustia y
temor.
Como hemos leído en ambas historias
bíblicas, los finales que ambas mujeres esperaban era la muerte, pues para
ellas ya no había solución dentro de lo humano para lo que les estaba
aconteciendo, escenario perfecto este para que Dios obrara, como establece Lucas
1: 37 RVR1960 porque nada hay imposible para Dios, ya que cuando no
puedes continuar por tus propias fuerzas, la gloria de Dios se manifiesta para
mostrarnos cuanto le necesitamos y que sin su ayuda no podemos alcanzar la
solución de lo nos sucede.
En lo natural el final era la muerte en
ambos casos, pero la palabra de Dios manifiesta los propósitos y planes con
cada uno de ellos, que era bendecirlos y que tuvieran vida plena. Así para
muchos quizás la muerte de Cristo en la cruz en ese momento significaba el
final de todo, su familia, discípulos y seguidores perdieron toda esperanza que
habían depositado en Jesús. Más la esperanza eterna se estableció en Lucas
24: 5-7 RVR 1960 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra,
les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está
aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en
Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos
de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
Cristo puede cambiar totalmente tu
final a tu favor y bendecirte mucho más de lo que esperas, transformando ese
final en un comienzo de victoria, ya que ÉL es el Alpha y Omega. Yo doy
testimonio de ello, soy sobreviviente de violencia intrafamiliar, quien me ve y
conoce no lo pensaría, pero si así es. tuve un matrimonio muy toxico, a tal
punto que el final que el enemigo tenía destinado para mí era la muerte a manos
de mi ahora exesposo o 30 años sentenciada en una cárcel que es el equivalente
a la muerte en vida por querer tomar venganza por mis propias manos.
En una ocasión mi exesposo tomo el arma
de su padre para darme un tiro, pero para la gloria de Dios esta se trabo, pude
pedir ayuda y escapar, como el ciclo de la violencia suele mantenerse, cuando
el agresor suele pedir perdón por lo que hace, que no volverá a pasar, que fue
una broma, yo perdone porque quería mantener la familia, pero me esperaba algo
aún mucho peor. Se volvió a llenar de ira contra mí y a maltratarme físicamente, pero ya mi corazón había acumulado
tanto odio al punto que explote, esperé que estuviera alcoholizado
una noche y prendí fuego a una cubeta con gasolina que era lo que utilizaba en
el taller de mecánica para limpiar las piezas de los vehículos que se reparaban
y lo encerré con candado, pero Dios en Su misericordia le dio fuerzas y pudo
romper una de las puertas sacar el envase encendido y apagarlo en plena calle.
Esa fue la gota que derramo el vaso,
esa noche me llené de tanto arrepentimiento, tristeza y desesperación, que
decidí separarme sin saber que sería de mí. Pasé a ser madre soltera y gracias
a Dios, y mi familia pudimos superar muchas situaciones que se presentaban,
hasta que un día Dios permitió que llegáramos a su casa, la iglesia, y como
familia recibimos a Cristo como Señor y Salvador, me bautice junto a mis dos
hijos mayores y la pequeña se bautizó tiempo después y hoy en día les puedo
decir que mi vida dio un giro de 360 grados literal.
Se cumplió lo
que está escrito en Juan 10:10 NTV El propósito del ladrón es
robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante. El
enemigo me quiso destruir, matar y me robo mucho, pero Jesucristo me dio una
nueva vida, soy nueva criatura y en mí y mi familia todas las cosas han sido
hecha nuevas como dice en 2 Corintios 5:17 RVR1960, a tal
punto que ya puedo compartirles mi historia sin dolor en mi corazón, sin odio,
he perdonado a quien me hizo daño, oro por él para que pueda sanar y algún día
acercarse a sus hijos, pues yo soy amada, bendecida, prosperada y Cristo me ha
dado la victoria.
El mes de abril de este año, cumplí 30
años en servicio lo que me permite jubilarme de mi trabajo en el momento que
desee, años que pudieron quizás ser una condena de cárcel, pero gracias a Dios, muy por el contrario lo que pudo ser derrota, hoy es celebración de muchos logro: mi hija mayor es ingeniera química
y se casó con un joven que Dios le dio como compañero de vida, mi segundo hijo
se graduó de su carrera con honores que termino en tiempo récord y los pequeños
están cursando su segundo cuatrimestre en la universidad y todo esto es obra de
nuestro Padre celestial, que hizo que aquella mujer sin esperanza, hoy tenga una
vida con propósitos.
Como les comparto mis queridos hermanos, el final que el enemigo tenía
sobre mi vida era muerte, pero el propósito de Dios era vida plena, en
abundancia y eterna. De la misma manera Cristo puede cambiar ese final que
crees de tu historia, sea cual fuera él tiene el poder de hacerlo, solo tienes
que aceptarle como Señor y Salvador de tu vida y empezar a vivir
verdaderamente.
Dios les bendiga en abundancia siempre.
Ana Yajaira Pérez.