viernes, 23 de febrero de 2024

HIJOS DE DIOS

Juan 1:12 RVR 1960

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Este año 2024 nos debe llevar a reflexionar en aquello que nos hace más fuertes en Dios y eso es nuestra identidad. Por consiguiente, lo más relevante para muchas personas es la concepción que tienen de ellos mismos. Por ende, nosotros como cristianos tenemos nuestra identidad en Dios y en el hecho de que podemos reconocerlo como Padre.

¿Qué es ser un hijo de Dios?

Le hice esta pregunta a mi hijo, y me sorprendió la admiración que hizo como respuesta a mi pregunta, me dijo es lo más grande. Y para ti ¿Qué es saber que eres hijo de Dios? ¿Te has hecho está pregunta y cuál sería tu respuesta? ¿Qué implica? ¿Qué compromisos y responsabilidades debo asumir? ¿Cómo debo representar a mi Padre delante de los demás?

Hijo/a:  Persona o animal respecto (correspondencia) de sus padres.

Sabías que Jesucristo no sólo vino a traernos libertad y salvación, sino que también vino a establecer un vínculo eterno que aún no se había contemplado entre Dios y los hombres ni siquiera en la creación, una unión que va mucho más allá de ser creador y creación. Cristo nos brindó un acercamiento e intimidad de amor, pues nos mostró a Dios como Él le conocía, nuestro Padre.

Incluso nos ejemplifico cuán maravillosa es la paternidad de Dios hacia nosotros. En Mateo 7:11 NTV así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan. Imagínate por un momento cuando le pedias algo a tus padres y en sus posibilidades tenía todo el amor para darte aquello que querías, haciéndolo o no.  También como padres cuando tus hijos te piden algo y como en tu corazón está el deseo de dárselos, ese sentimiento de amor paterno nos hace recordar las bendiciones recibidas y las por recibir que nuestro Padre Celestial nos entrega y quiere darnos que son maravillosas porque expresan Su santa voluntad.

Me di cuenta que cuando leemos la palabra de Dios en el antiguo testamento, podemos notar que a Dios se le presenta de muchas maneras, como: Señor, pues tenía muchos profetas a su servicio, es decir como un gran jefe, también como amigo de unos pocos, Abraham entre ellos. Como Juez del pueblo infiel, rebelde y desobediente, es decir que se mencionan muchos aspectos del carácter para referirse a Dios, pero nunca nadie le presenta y le llama Padre hasta que Cristo lo hace en el nuevo testamento. Esto es debió a que solo el único y verdadero hijo de Dios podía hacerlo y no sólo eso, sino que también nos enseñó y permitió el llamarle Padre, como dice Gálatas 3:26 NTV Pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo.

De ahí que, si no tienes fe en Jesús, ni lo has recibido no puedes llamarte hijo de Dios, porque solo en Cristo es que lo somos, de lo contrario sigues en la posición de ser solo creación de Dios. Muchos son los que se consideran hijos sin cumplir con la única condición señalada para adoptarnos como hijos y esa es aceptar a Su único y verdadero Hijo, Jesucristo, como nuestro Señor y Salvador. En Romanos 8:29 NTV Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor entre muchos hermanos.

Un refrán popular dice hijo de gato casa ratón, entonces, nosotros como hijos de Dios debemos formar nuestro carácter a la semejanza de nuestro Padre Celestial y su hijo Jesús. Por ello el Espíritu Santo obra en nosotros y establece lo que está escrito en Gálatas 5:21-22 NTV, En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!

Los hijos muchas veces son considerados como base principal de la reproducción, parte del matrimonio, son miembros importantes de la familia. Más la palabra de Dios los define en el salmo 127:3 NVI   Los hijos son una herencia del Señor, el fruto del vientre es una recompensa. Es decir que son bendición de Dios. Un ejemplo de esto lo encontramos en la historia de Abraham, vemos que una parte importante de la promesa de Dios al patriarca era que le daría un hijo, este sería la evidencia y resultado del cumplimiento de Su palabra y de este saldría la descendencia prometida la cual no se podría contar como la arena y estrellas. De igual manera Dios nos dio a Su hijo Jesús para darnos libertad, Salvación y vida eterna, y así cumplir con Su palabra dada a través de los profetas.

 

En estos tiempos de convulsión se están produciendo tantas cosas que sorprenden entre las relaciones de padre e hijos, pero esto estaba establecido que ocurriría como señal de los últimos tiempos.  En la palabra de Dios en Lucas 12:53 RVR1960 Se enfrentarán el padre contra su hijo y el hijo contra su padre, la madre contra su hija y la hija contra su madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra. Por eso, vemos como tantos hijos que no quieren seguir las orientaciones de sus padres o consideran que la guía de sus padres no tiene bases y terminan perdiéndose en vicios, destrucción y muerte. Por otro lado, está el caso de los padres que no instruyen a sus hijos en el camino de Dios, que luego de tenerlos no se responsabilizan de ellos. Esta desobediencia también se pone de manifiesto en nuestra relación con Dios, pues somos hijos que muchas veces no queremos someternos a la voluntad de nuestro Padre Celestial.

 

Cristo nos presenta la hermosa paternidad de Dios y sobre todo la relación de Él y el Padre celestial que deben de ser nuestro ejemplo a seguir, tanto como hijos, como padres. Como Cristo afirma en Juan 10:30 RVR1960 Yo y el Padre uno somos. Otro aspecto importante es la iglesia como hermanos en la fe en Cristo Jesús, quien es la cabeza y nosotros el cuerpo. Debemos entre nosotros cumplir con lo que se establece en Romanos 12:10 NTV, Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente.  

El salmista David reconoció que la relación con Dios era mucho más entrañable y profunda y por ello en el Salmo 27:10 RVR1960, aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá. Dios siempre nos ha querido mostrar el gran y amoroso Padre que es y siempre ha establecido el valor de la paternidad y maternidad. Por ello existe un mandamiento puntal que lo motiva y que aparece en Éxodo 20:12, Levítico 19:3, Proverbios 1:8, Efesios 6:1-3 NTV, Honra a tu padre y a tu madre. Entonces tendrás una vida larga y plena en la tierra que el Señor tu Dios te da.

En definitiva. Mis hermanos que quiero compartir con ustedes es que debemos ser conscientes de nuestro rol de hijos de Dios y lo profundo que esto es. Algo tan maravilloso y extraordinario que requiere de nosotros obediencia, respeto y sobre todo amor. Existen varios puntos sobre nuestro rol de hijos de Dios que debemos tener en cuenta:

 

1.    Somos amados. Juan 3:16, Jeremías 31:3

2.    Fuimos escogidos. 1 Pedro 2:9

3.    Fuimos libertados y salvados.  Gálatas 5:1

4.    Se nos otorgó herencia. Romanos 8:17

5.    Representamos a nuestro Padre Celestial. Marcos 16:15-18

6.    Todas las promesas de Dios en su palabra son tuyas. Hechos 2:39

 

En nosotros está el ADN del Padre por medio de Cristo, porque cuando aceptas a Jesús en tu vida, ya no eres esclavo del pecado, ya no eres creación, ya no estás solo, ahora eres parte del linaje del reino de los cielos, eres hijo de Dios para la eternidad. Si aún no has aceptado a Cristo como tu Señor y salvados, no esperes más, este es el momento de venir y ser parte de la familia de la fe en Cristo Jesús.

 

 

Dios les bendiga.

 

 

Ana Yajaira Pérez.